Por: Luis Correia
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Frente a la magnitud de la corrupción y la impunidad que los mexicanos han presenciado en todos los sectores del gobierno y ámbitos de la vida privada, es tentador preguntarse: ¿cuándo permitimos que la deshonestidad y el desfalco llegaran a los niveles que ahora asfixian al ciudadano? No existe una respuesta concreta para la pregunta que concierne temas tan complejos como la corrupción y la ética del ser humano. Sin embargo, existen ciertos puntos temporales en los que es útil empezar el análisis, y la etapa colonial de México es un ejemplo claro. La época de la Nueva España concretó una estructura y mentalidad que incentivaba el abuso de autoridad y enriquecimiento a costa del bien común. Esto fue resultado de una diversidad de factores cuyas consecuencias todavía apreciamos hoy en día.