Por: Sandra Vera-Paz
Ilustración: Oldemar González, cortesía de Nexos
En la mitología, la relación entre los eclipses y animales es constante, aunque con frecuencia era considerada de mal agüero. En la cultura maya, por ejemplo, se cuenta el mito “El eclipse y el zompopo”. Una pequeña hormiga soñaba con alcanzar el sol, ya que su brillo la hipnotizaba con su hermosura. Entonces, la hormiga decidió subir a la copa del árbol más alto para poder contemplar al astro más de cerca. Cuando subió hasta la última rama, saltó y logró alcanzar al sol. La hormiga, sin embargo, no pudo resistir la tentación de morder a la estrella, como hacía con las hojas de los árboles. Entonces el sol desapareció. Así ocurrió el primer eclipse, según el relato, y la hormiga permaneció en el cielo como “el lucero que acompaña la luz del cielo por las mañanas”, también conocida como la estrella Venus.