La desinversión en ciencia

Gran parte de las dificultades para comprender cómo se distribuye el gasto en el sector de ciencia, tecnología e innovación tiene que ver con su clasificación de origen.

Esta tendencia se replica en las tres formas de contabilidad del recurso, aunque con diferente intensidad (Víctor Solís)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Roberto Rodríguez Gómez

Ilustración: Pablo García, cortesía de Nexos

Independientemente de las formas oficiales de contabilizar el gasto público en ciencia, tecnología e innovación, hay una tendencia clara de desinversión en el sector. Ésta da inicio en 2016, comprende la segunda mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto y se extiende hasta el presente. Lo más preocupante es la ausencia de signos de recuperación al margen de la retórica gubernamental de fomento a estas actividades o de transformación de las mismas en beneficio de la población. Por el contrario, lo que se advierte son esquemas de austeridad y constricción del gasto aplicable, límites a los principales mecanismos de apoyo y fomento, así como menosprecio a buena parte de las instituciones y personas dedicadas a las actividades de producción científica y desarrollo tecnológico. Finalmente, en la actual elaboración de la Ley General de Ciencia Tecnología e Innovación, en el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación y principalmente en la elaboración de los próximos presupuestos de egresos de la Federación debería tomarse en cuenta esta problemática y ser establecidas tanto metas como estrategias para la recuperación económica del sector. En caso contrario estamos ante el probable escenario de un sexenio perdido para el desarrollo científico de México.

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