La feria de las tonalidades

El desencuentro entre Thomas Mann y Arnold Schönberg ofrece amonestaciones a los interesados en el acontecer de la composición musical contemporánea.

Tonalidades musicales (Patricio Betteo)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Miguel Ángel Echegaray

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

La ruptura con el pasado y la fundación del futuro de la música continuarían atribuyéndose a Schönberg como sus principales virtudes y aportaciones. Sin embargo, si se recurre nuevamente a Boulez, el convencionalismo de esa opinión estética se frustra y tambalea cuando el francés discurre: “¡Qué persistencia muestra en vincular al comienzo sus propias obras con la elaboración de las obras maestras clásicas admiradas y tomadas como modelos! Persigue tan intensamente la adaptación y transformación de los modelos, que los observadores superficiales ya no pueden reconocer los vínculos que lo ligan al pasado. Él mismo, en el periodo propiamente explosivo de su creación —que se extiende a una docena de años— olvidará un poco la servidumbre respecto de la historia. La cultura musical quedará latente, ya no ocupará el primer plano de la escena; el poder de invención será tan exigente que casi no habrá lugar para la historicidad”.

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