La mentira de la meritocracia: para ser rico hay que nacer rico

El mito de la meritocracia no sólo es falso sino también injusto. Acepta una diferencia de ingresos sistemática ignorando que el privilegio es acumulativo.

Una meritocracia, en cambio, distribuiría los ingresos basado en el talento, esfuerzo y la dedicación de los individuos; es decir, su propio mérito.
Nexos
Ciudad de México /

Por: Alice KrozerAlice Krozer

Ilustración: Adrián Pérez, cortesía de Nexos

Esto no es para decir que los ricos no le echen ganas —sin duda, la mayoría trabaja muy duro (al igual que todos los demás). Pero esto no explica su nivel de ingresos. Los reportes científicos confirman que aún con todo el esfuerzo que la gente pudiera invertir, el 74% de las personas que nacen en pobreza en México nunca salen de ella. Por el otro lado, con o sin ganas, aquellos que nacen ricos no sólo casi nunca pierden su posición (<2%), sino que también heredan su privilegio a sus hijos. Es decir, los orígenes socioeconómicos están estrechamente ligados a los destinos. En otras palabras: ser rico es caro… pero paga.

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