Por: Sofía Flores
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Algunas farmacéuticas continúan asumiendo que los cuerpos humanos se comportan de manera similar, sin distinción del sexo ni de ningún otro tipo. Al mismo tiempo, sin embargo, conciben a las mujeres como sujetos costosos para realizar pruebas piloto de medicamentos dada nuestra oscilación hormonal. Así es como ha resultado que los hombres, mejor si son caucásicos, sean la “norma” de lo que representa una población. Tan sólo un ejemplo rápido: poblaciones distintas a las caucásicas como las latino descendientes, responden distinto a los medicamentos anticoagulantes, y esto sólo se debe a que la fórmula de los que están en el mercado no se ha adaptado a distintos grupos.