Por: Juan Manuel Grimaldo Carreón
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Después de todos estos meses desde el inicio de la pandemia, la escuela pública se encuentra en una encrucijada. Da la impresión de que los docentes de educación básica no terminan de asimilar y adaptarse a la nueva realidad. Parecería que son arrastrados por los usos y costumbres de una institución anquilosada en el pasado, en la que la maestra enseña y las alumnas aprenden, todavía somnolientas, emulando conceptos como “aula invertida”, “enseñanza situada” o “modelo por competencias”; como si estos términos relacionados con los procesos de enseñanza y de aprendizaje se hubieran trasladado a su hogar —a su intimidad— generándoles crisis y caos en su manejo y en el de las tecnologías de la información y comunicación.