Por: Ana Fátima López Iturríos
Ilustración: Ricardo Figueroa, cortesía de Nexos
A Francia Márquez se le ha juzgado por haber sido madre adolescente; es decir: se destaca más el hecho de que “haya sido madre a temprana edad”, por encima de que esta situación no limita o interfiere con su capacidad de toma decisiones y, además, de que la maternidad ha marcado toda su actividad política. Ella mejor que nadie entiende lo violento que es ser mujer joven, madre y trabajadora, con todas las circunstancias de desigualdad, discriminación y racismo que la acompañan. Además, ella ha reconocido que fue trabajadora del hogar. Otro punto, según un sector de la sociedad “determinante”, para que decidan no votar por ella. Francia Márquez, de nuevo, lejos de tomarlo como algo personal, resalta este hecho como un factor decisivo de por qué es importante nombrar a los “nadie”, a los que no se merecen llegar a la política. Ahora los “nadie”, los que se supone deben permanecer callados, trabajando y sometidos, pueden reflexionar, pensar, debatir y, sobre todo, dimensionar la política para el mayor bienestar de las personas y no de las cuentas bancarias.