Por: Luis Gutiérrez Zapién
Ilustración: David Peón, cortesía de Nexos
La eliminación del Grupo Ciudadano de Acompañamiento es una buena medida para destrabar el Sistema Estatal Anticorrupción, pues la suspensión en sus designaciones, por mandato judicial, implicaba mantener indefinidamente incompleto el Comité de Selección. Esto, a su vez, representa un impedimento legal para designar a un nuevo fiscal general, por dar un ejemplo eventual. Sin embargo, en forma alguna la reforma aprobada por los diputados tiene un balance positivo. La contraparte a la eliminación del Grupo Ciudadano de Acompañamiento fue posibilitar que los integrantes del Comité de Selección no tengan ningún mínimo de experiencia en temas anticorrupción. Esta medida propicia lo que las organizaciones han denunciado: la captura del Sistema Estatal Anticorrupción por parte de la clase política y que la participación ciudadana sea pura simulación. En otras palabras, si quienes actúan como filtro para evaluar la capacidad de los aspirantes no cuentan con la experiencia mínima en la materia, su presencia pierde sentido. De igual manera, no exigir independencia y capacidad técnica en los evaluadores propicia que el Comité de Selección sea integrado por perfiles políticos afines a los partidos mayoritarios, lo cual también desvirtúa esta etapa de los procesos de designación.