Por: Carlos Ornelas
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
Quizá la apuesta de la Nueva Escuela Mexicana y nuevo plan de estudios y cambio curricular tuviera posibilidad de éxito si considerara los tiempos de maduración de una reforma. Pero el presidente López Obrador desea ejecutarlos a toda prisa y, aunque el liderazgo del SNTE no proteste, no implica que los maestros frente a grupo acepten las ideas centrales. Si bien más allá de la CNTE no hay una oposición vociferante (nadie compite con las mañaneras), pienso que la inercia de la costumbre enterrará esa intención. Las tradiciones magisteriales, la forma de enseñar y los valores adquiridos en las normales tienen arraigo en las escuelas, son códigos de conducta persistentes. Para muchos maestros los métodos de enseñanza y los modos de evaluación están ligados a una ética de trabajo estable —hasta densa, como parte de la vocación— que, a pesar de críticas y exhortaciones, no modificaron en el pasado por mandato de gobiernos reformistas.