Por: Renato González Mello
Ilustración: Gonzalo Tassier, cortesía de Nexos
La prioridad que tienen los automóviles en la infraestructura urbana no se justifica por las cifras. No tengo competencia para examinar aquí los daños ambientales que provoca este dominio. Los datos relativos al calentamiento global se acumulan mientras nos preparamos para quemar más combustibles fósiles a un costo menor. La seguridad vial es el tema. De acuerdo con un estudio encargado por el Banco Mundial, publicado por el gobierno capitalino, los atropellamientos y choques en la ciudad representaron el 75 % de los hechos de tránsito. Ese mismo documento asevera que las defunciones por accidentes viales han disminuido bastante en las últimas dos décadas, aunque las cifras varían, en función de distintas fuentes y metodologías, entre seiscientas y novecientas víctimas —pero en todas las metodologías se observa una reducción constante. De acuerdo con la misma fuente, aunque las motocicletas representaban en 2017 el 0.87 % de los viajes, están asociadas al 32.8 % de los accidentes. El mayor número de accidentes, sin embargo, está relacionado con los automóviles, con el 48.5 %. La proporción de los accidentes en motocicleta es casi 38 veces mayor que la proporción de viajes en motocicleta; la proporción de accidentes en automóvil es más del doble que la proporción de viajes en automóvil. La proporción de accidentes en el transporte público es insignificante (incluyendo la de autobuses de pasajeros, 2.9 %), en tanto que la de accidentes en bicicleta es de 3.8 %, más del doble que los viajes en bicicleta. En 2019, el 62 % de esos accidentes fueron colisiones con automóviles y sólo el 8.1% fueron atropellamientos. Las autoridades registran el fallecimiento de 11 ciclistas y 92 motociclistas en 2019. En el mismo año, se registraron 178 fallecimientos de peatones y 116 muertes de automovilistas.