Por: Renata Gómez Lameiras
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
La transparencia se puede presumir en el discurso; sin embargo, es fácil comprobar si hay transparencia, no es un tema sujeto a interpretaciones. Basta con revisar las fuentes de información pública. Cuando no hay transparencia, es aún más claro: la información es omisa, las fuentes están desactualizadas y hay vacíos o problemas con los datos. Eso sucede en la Ciudad de México. Cualquier persona que intente revisar la información de contratos en las 108 ligas propuestas por el gobierno comprobaría que, en 1 de cada 4 sitios, la información no está actualizada. La transparencia debe de verse reflejada en datos abiertos en el sistema electrónico de compras Tianguis Digital. El incumplimiento de las leyes de transparencia debilita a las instituciones por dejarnos a las y los ciudadanos al margen de cómo y a quién se contrata. La opacidad pone en duda nuestra confianza en las dependencias y entidades de la ciudad. No se puede declarar un efectivo combate a la corrupción ni que han mejorado las prácticas de contratación si no conocemos toda la información de las contrataciones públicas.