Los nuevos laberintos oscuros del SNI

La nueva forma de evaluar del Sistema Nacional de Investigadores es un desastre en términos de buen gobierno y se presta a múltiples demandas legales.

Para evaluar el desempeño se toman en cuenta las publicaciones, patentes, tesis supervisadas y la docencia. | Fabricio Vanden Broeck
Nexos
Ciudad de México /

Por: Wietse de Vries

Ilustración: Fabricio Vanden Broeck, cortesía de Nexos

Para evaluar el desempeño están los criterios de siempre (las publicaciones, patentes, tesis supervisadas, docencia, entre otros) y se asignan cuatro categorías: candidato, niveles I, II y III. Los criterios han sido tema de debate y —últimamente— ha habido criterios nuevos dudosos, como la aportación al desarrollo comunitario o la solución de problemas nacionales. Aun así, son ampliamente aceptados por las y los postulantes. El déficit financiero agrega este año un nuevo criterio. Dentro de cada categoría, los evaluadores deben asignar tres niveles de prelación: A, B y C. Los del alto nivel recibirán —según ha trascendido— reconocimiento y financiamiento, los medianos sólo nombramiento, los más bajos ni reconocimiento, ni estímulos. Si esto se cumple al pie de la letra, implicaría que este año dos tercios de los evaluados se quedarán sin apoyo financiero y un tercio sin absolutamente nada; serán dados de baja. Los criterios para efectuar la prelación no han sido publicados hasta la fecha, aunque la evaluación ya está en marcha.

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