Por: Vianey Galindo Cano
Ilustración: Ricardo Figueroa, cortesía de Nexos
El derecho a la información pública no es sólo un referente para combatir la corrupción o para lograr la rendición de cuentas, sino mucho más: es una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas. La toma colectiva y cotidiana de decisiones está primariamente basada en la información con la que se cuenta. Si la información es reducida o de mala calidad, las decisiones correrán la misma suerte. Por el contrario, un ciudadano informado puede tomar una mejor decisión en las múltiples acciones que tengan relación con su vida pública o personal. En este mismo sentido, garantizar la independencia de los órganos reguladores permite contar con un árbitro objetivo y brinda las condiciones necesarias para la libre competencia, en beneficio de las personas usuarias de los servicios.