Por Angélica Ospina-Escobar
Ilustración: Izak Peón
En México, una mujer con uso problemático de drogas que tiene hijos o que está embarazada cuenta con muy pocos apoyos familiares e institucionales para ocuparse de sí misma y de sus hijos, lo que dificulta que pueda dejar de usar drogas. Por ejemplo, pocos centros de tratamiento aceptan mujeres y dentro de aquellos que las aceptan, en ninguno les permiten el ingreso si están embarazadas y, menos aún, permiten que los hijos puedan permanecer con ellas durante el internamiento. Al respecto, es fundamental comprender que estas mujeres enfrentan su situación de dependencia a las drogas CON sus hijos, de ahí que no brindarles alternativas que consideren a su prole, equivalga a negarles su derecho fundamental a recibir tratamiento.