Por: Leonardo Núñez González
Ilustración: Adrián Pérez, cortesía de Nexos
La mejor muestra de la vigencia de este problema está en los últimos videoescándalos que muestran a Pío López Obrador, hermano del presidente, recibiendo ilegalmente millones de pesos para el financiamiento de Morena. En un solo evento, el discurso de combate a la corrupción y de la honestidad incuestionable quedó por los suelos ante la evidencia de la repetición de una conducta tan nociva, conocida y, paradójicamente, padecida por el propio López Obrador. Peor aún: la respuesta oficial para tratar de explicar los hechos parece más una justificación.