Por: Lorena Suárez Idueta y Cuitláhuac Ruiz Matus
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
“Infancia es destino”, reza el dicho popular. Sin embargo, es importante saber que el destino en términos de salud, e incluso si hablamos de riesgos y oportunidades, se traza desde el nacimiento. Una persona que nace prematuramente lo hace en situación de mayor vulnerabilidad que quien nace de término y con un peso y talla adecuados. Es por ello que los Sistemas de Salud destinan esfuerzos importantes para sus programas de prevención, registro y seguimiento de los nacimientos prematuros. En 2019 casi un millón de niñas y niños fallecieron a nivel mundial como consecuencia de nacer prematuramente (antes de la semana 37 de gestación), sin contar que a muchos de los sobrevivientes les espera una vida con discapacidad visual o auditiva, problemas de aprendizaje y una mayor predisposición a padecer enfermedades crónicas, mismas que hoy son uno de los principales problemas de salud de la humanidad.