Por: José Antonio Caballero y Luis Mendoza Ovando
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Es cierto, el acto del Congreso de la Ciudad de México se ocupa de regular una actividad altamente problemática: se ofrecen curas para un mal que no existe. Esto es especialmente importante si nos enfocamos en la protección a los menores de edad frente a la imposición de este tipo de tratamientos. Sin embargo, la omisión de las autoridades federales en la regulación de la materia no otorga atribuciones a las autoridades locales para hacerlo y la legislación que pasa de forma atropellada crea espejismos regulatorios que no van a resolver el problema, sino que, por el contrario, debilitarán la capacidad del Estado para regularlo.