Por Yadira García Montero
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
Es importante tener claras las razones por las que se debe romper el círculo de la omisión. La primera razón es que resulta necesario impedir que los riesgos se conviertan en pérdidas, ya que, a diferencia de los daños, éstas no pueden repararse, como es el caso de las personas que fallecen como consecuencia de este círculo. La segunda es que el Estado debe garantizar la prevención de los riesgos para evitar las crisis. La tercera responde a que los programas de cumplimiento normativo permiten que el Estado transforme por fin su rol paternalista para convertirse en regulador. Las ventajas de que se transite a un Estado regulador son muchas, entre ellas que, de esa manera podrá enfocarse en establecer un diseño normativo adecuado en la materia y de alguna forma establecer las “reglas del juego”; dichas reglas deben ser eficientes y transparentes; además, situaciones de pérdidas y daños dejarán de emplearse con fines distintos a los que deben tener, es decir, no se destinarán recursos con fines proselitistas ni publicitarios; y, tanto la iniciativa privada como la sociedad civil organizada participarán en las etapas que permitan romper el círculo de la omisión.
Lee aquí el texto completo
.