Por: Xavier Tello
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
Una de las partes más extrañas de la historia es que este robo se hizo a productos de muy alta espacialidad. No son medicamentos que puedan ser colocados en el mercado negro fácilmente. Como señalé antes, requieren de técnicas y procedimientos complejos para su administración. No es un producto que pueda ser vendido en la banqueta en un tianguis como suele suceder. El caso es terriblemente extraño. Lo realmente malo es que quienes salen afectados son los pacientes: niños con cáncer cuya vida está en peligro. No son productos que puedan reponerse rápidamente, tardarán varias semanas y el costo no será bajo. Lo que estamos viendo es el resultado normal de la destrucción de un sistema que no sólo permite opacidades, sino que provoca dudas y sospechas en la operación de sus mecanismos internos.