Por: Carlos Matienzo
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Aunque se insistió en que la Guardia Nacional (GN) iba a ser civil, o al menos controlada por civiles, la auditoría confirma que no es otra cosa que la militarización de la extinta Policía Federal. Según la ASF, prácticamente el 71 por ciento de los elementos de esta “nueva” corporación provienen de la Policía Militar y Naval; algunos ya laboraban ahí, mientras que otros nuevos fueron reclutados por las Fuerzas Armadas. El resto son poco más de la mitad de quienes antes integraban la Policía Federal y apenas un 0.1 por ciento han sido civiles reclutados directamente por la GN. La militarización es más evidente cuando se analiza al personal desplegado en tareas operativas: 91 por ciento proviene de las Fuerzas Armadas. A ello hay que agregar que la construcción de los nuevos cuarteles de la GN, la adquisición de sus vehículos, armamento y equipo, además del pago de las remuneraciones de sus efectivos, han estado a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Lo anterior reafirma que esta corporación funge más como apéndice del Ejército mexicano que de la Secretaría de Seguridad a la que administrativamente está adscrita.