Por: Yesica Sughey González Torres
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
La importancia que tiene el microbioma en el ser humano deriva en los beneficios mutuos entre nuestro cuerpo y los microorganismos, pues desarrollan una simbiosis; es decir, un equilibro de ayuda mutua que favorece funciones como la modulación del sistema inmune, el mantenimiento de la barrera intestinal en óptimas condiciones, la protección frente a patógenos, así como la síntesis de neurotransmisores, neuromoduladores y hormonas. Todo esto facilita funciones metabólicas, como la digestión de componentes no digeribles de la dieta, producción de cofactores y vitaminas, por mencionar las más importantes. Respecto a su distribución, los microorganismos se encuentran alojados en todo el cuerpo. La piel contiene el 21 %, la cavidad oral conforma el 26 % y en aproximadamente siete metros de intestino se cuenta el 29 % del microbioma total. Así, el microbioma del tracto gastrointestinal o microbiota intestinal es el más extenso y estudiado, y está integrado por microorganismos desde la cavidad oral hasta el colon, conformado por arqueas, virus, protistas, hongos y bacterias mutualistas y parásitos.