Por: Pablo Lazo
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
En el fondo, el proyecto de Santa Lucía dista aún mucho de ser viable en su implementación. Es altamente probable que requiera una inversión mucho más elevada de lo que públicamente se maneja. El proyecto de accesibilidad a la terminal, recientemente dado a conocer, propone la extensión del tren suburbano desde Buenavista hasta la nueva terminal. Si bien esta propuesta es bienintencionada por buscar un método alterno al automóvil, incrementaría en más de sesenta minutos el viaje promedio para el pasajero hacia la terminal por tren. Por el lado aeronáutico, la complejidad para la navegación en el aire puede resultar en que sea un aeropuerto de segunda categoría exclusivo para vuelos nacionales. Mientras todo esto hace del proyecto algo menos comprensible, el presidente asegura que la terminal estará operando en 2022 y que tendrá un costo significativamente menor en comparación con Texcoco. Simples malabares e incompetencias para tratar de curar un mal que padecen todos los usuarios del aeropuerto más importante del país.