Por: Gerrit Gentry Casas
Ilustración: Oldemar González, cortesía de Nexos
Los programas de integridad pública de las empresas privadas son un tema de interés público, pues no sólo ayudan a crear un sistema de competencia, productividad y ganancias económicas, sino que también resultan en precios más justo para el consumidor. Se estima que el 14 por ciento de los ingresos del mexicano promedio se van a actos de corrupción, ya sea directa o indirectamente. En total, según el Foro Económico Mundial, los mexicanos gastan 363 mil millones de pesos al año en corrupción, lo que equivale a la mitad del presupuesto anual del IMSS. Así, cuando una empresa tiene un programa de integridad, puede llegar a eliminar el 10 por ciento del costo final del producto o servicio que vende. Además, disminuye su riesgo operativo (es decir: cuando las empresas o sus empleados son inhabilitados por las autoridades anticorrupción) y estratégico (cuando las empresas no avanzan por el curso planeado).