Por: Teresa Ordorika
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
El derecho a hablar en primera persona no ha estado bien distribuido en la modernidad. Para todos aquellos colectivos que no son de hombres blancos y burgueses, la posibilidad de autodefinirse ha llevado más tiempo e incluso ha sufrido retrocesos. Es el caso de las mujeres, los pobres, las personas de color, y también las personas con sufrimiento psíquico. Hoy es fundamental establecer desde dónde se habla, por qué, para qué y hacerlo siempre con una postura política vigilante de no usurpar experiencias y espacios que no le pertenecen a uno. Como se dice en el feminismo: se trata de situarse claramente, de exponer el lugar concreto desde el que se habla y de estar dispuesta a recibir todos los comentarios y críticas en respuesta a lo que se dice.