Por: Rodolfo Dirzo
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Más allá de exponer la enorme contribución ecológica y el legado intelectual de Lovejoy a la disciplina focal de la comunidad que alberga la Sociedad Científica Mexicana de Ecología, es menester mencionar que también ha tenido una relación intelectual y de gestión, así como una influencia directa en nuestra comunidad. Por ejemplo, participó en el Segundo Congreso Iberoamericano de Ornitología llevado a cabo en Xalapa, en el cual recibió el Premio al Mérito Científico que otorga la Neotropical Ornithological Association. Por otra parte, en los eventos que se llevaron a cabo en México en 1992, dirigidos a exponer a la sociedad y al liderazgo nacional de esa época el tema de la conservación de la biodiversidad y los retos que supone su conservación, Lovejoy participó activamente y contribuyó a la génesis de lo que ahora es nuestra joya institucional en el ámbito de la biodiversidad —la Conabio. En su contribución para ese evento compartió los mensajes centrales de su experiencia: los desafíos que supone la fragmentación de los ecosistemas para el mantenimiento de la biodiversidad y los servicios ambientales que de ello se derivan, así como la importancia de examinar las sinergias entre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.