Tiempos viejos, tiempos nuevos

Las interminables aproximaciones al tiempo y a sus significados se comprenden mejor al regresar.

Tiempos viejos, tiempos nuevos.
Nexos
Ciudad de México /

Por: Arnoldo Kraus

Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos

Sigo a Jorge Luis Borges: “Supongo que ya he escrito mis mejores libros. Eso me da una cierta satisfacción y tranquilidad. Sin embargo, no creo que lo haya escrito todo. De algún modo la juventud me resulta más cercana que cuando era joven. Ya no considero inalcanzable la felicidad como sucedía hace tiempo. Ahora sé que puede ocurrir en cualquier momento, pero nunca hay que buscarla. En cuanto al fracaso y la fama me parecen irrelevantes y no me preocupan. Lo que quiero ahora es la paz, el placer del pensamiento y la amistad y, aunque parezca demasiado ambicioso, la sensación de amar y ser amado”. La idea de Borges contribuye a definir el “tiempo hoy”, ese espacio inasible en el cual se nace, se vive y se muere. Habitar la vejez con gallardía y deseo —“la juventud me resulta más cercana que cuando era joven”—, abraza. Recular es buena pócima: permite mirar, mirarse.

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