Por: Valeria Moy
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
No hay que perder de vista que detrás de esos 12 millones de personas que dejaron de formar parte de la población económicamente activa hay 12 millones de pérdidas; que los 11 millones de subocupados son personas a quienes el ingreso de su trabajo no les alcanza para mantener a su familia y necesitan trabajar más horas; que esa millonaria cifra de empleos informales perdidos se trata de personas que tendrán que regresar pronto al mercado laboral en condiciones más precarias porque no hay una red de seguridad social que les permita mantenerse desocupados. Hay 20 millones de personas que ni siquiera buscan trabajo porque creen que no lo van a encontrar; los trabajadores desanimados —ese es el término utilizado— aumentan por millones y ponen los cimientos para una mayor descomposición social.