Por: Aleister Montfort
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Otra de las premisas más recurridas sostiene que el determinante de este fracaso fue el voto de protesta de las clases medias, dando como resultado que la ciudad expresara sus divisiones socioeconómicas mediante el voto como nunca antes. Otra hipótesis plausible es que el voto de castigo a Morena se explica porque Ciudad de México concentra buena parte de los grupos afectados por algunas de las decisiones del gobierno federal: burócratas que han perdido su empleo por la implementación de las políticas de austeridad o cuyo salario ha sido recortado; la comunidad científica y educativa que ha visto reducidos los presupuestos correspondientes a su labor, cuando no ha sido perseguida por las autoridades judiciales; usuarios del aeropuerto que reciben un servicio con marcado deterioro sin visos de mejora; grupos de feministas desoídas; o la comunidad cultural, a la que, por cierto, pertenece una base importante de votantes que apoyaron con vehemencia a Morena en 2018. Sin embargo, aunque esta concentración de grupos afectados pueda explicar parcialmente el notable voto de castigo que recibió Morena, es imposible determinar a ciencia cierta en qué magnitud afectó el voto. Lo que sí podemos hacer es tratar de identificar qué grupos socioeconómicos fueron los que dieron la espalda al proyecto morenista en la ciudad, y analizar cómo ello, junto con algunas características de su comportamiento electoral observado, nos ayuda a entender el cambio político que experimentó la capital a fin de evitar simplificaciones que polaricen o desvirtúen lo que los habitantes de la ciudad expresaron en las urnas.