Por: Eugenio Weigend Vargas
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
El flujo de armas de fuego y su proliferación en la comisión de delitos también influye para que cierta parte de la población decida armarse. Un análisis estimó que 1.9 millones de hogares en México (5.5 % del total) adquirieron uno de estos dispositivos entre 2013 y 2018, y que aquellos que fueron víctima de un delito a mano armada eran más propensos a adquirir armas de fuego. El porcentaje de hogares que adquirieron un arma sigue siendo bajo, pero preocupan las posibles repercusiones en salud pública. Por ejemplo, en Estados Unidos se tiene evidencia que indica que su presencia en los hogares no sólo no reduce los delitos, sino que está relacionada directamente con suicidios y accidentes letales en el hogar. Otra preocupación es el surgimiento de un ciclo armamentista en donde, al haber más armas en los hogares, los grupos criminales adquieran armas de mayo calibre o modifiquen su modus operandi para volverse más violentos.