Por: Patricia Frías Álvarez y Gustavo Ortiz Millán
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
Actualmente, México se encuentra dentro del 45 % de los países que no cuentan con estadísticas oficiales asequibles relacionadas al uso de animales de laboratorio, pese a que se tiene evidencia de que se usa un número significativo de animales en experimentación o docencia. Si bien el país cuenta con leyes y reglamentos federales y estatales en materia de regulación en el uso de animales de laboratorio, existen vacíos normativos relacionados con la vigilancia y supervisión relativas a su uso, mantenimiento y manejo. Además, ninguna normatividad mexicana estipula la obligatoriedad de hacer pública y accesible la información relacionada con la experimentación animal. Estas carencias regulatorias dan como resultado un sistema no controlado en el que no se puede garantizar la protección animal y en el que la calidad científica carece de certeza. Los más perjudicados por ello son los animales.