Por Karla Paniagua
Ilustración: Adrián Pérez
Empresas como Cosmic Registry, Moon States y Buy Mars argumentan que este instrumento es impreciso al respecto de la posesión de parcelas por parte de privados. El tratado sí es puntual en el sentido de que nadie puede poseer la Luna, pero resulta más ambiguo en lo que refiere a los cuerpos celestes no reclamados por países, sino por particulares. Esta ambigüedad ha dado pie para que organizaciones como las antes mencionadas comercialicen títulos de propiedad en diversos cuerpos celestes, que podrían no tener valor instrumental sobre la superficie a la cual refieren (o quizás sí y por eso hay quienes los adquieren), pero resultan significativos como hechos portadores de futuros.