Por: Carlos Tornel
Ilustración: Izak Peón, cortesía de Nexos
Presentar la crisis ambiental, social y climática como el producto o el resultado de “la humanidad” esconde las realidades políticas detrás de estas crisis, es decir, no deja ver quiénes se han beneficiado y quiénes han sufrido las consecuencias del crecimiento económico, de la quema de combustibles fósiles y de la globalización económica. Está claro que los países desarrollados y las poblaciones más ricas de los países en vías de desarrollo se han beneficiado desproporcionadamente de la quema de combustibles fósiles, mientras que la mitad de la población más pobre del planeta apenas emite un pequeño porcentaje de las emisiones de carbono. Esta completa falta de visión política en torno al término del Antropoceno, es un eco de que las acciones, políticas, acuerdos e instrumentos que hemos propuesto hasta el momento para atender el cambio climático no han sido suficientes, adecuadas y peor aún, han sido profundamente anti-políticas y anti-democráticas.
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