Existen padecimientos en el mundo animal con severas consecuencias para la vida de las mascotas como es el caso del virus de inmunodeficiencia felino (VIF) comúnmente conocido como sida felino, este padecimiento es de origen viral y actúa de manera similar al virus de inmunodeficiencia humana, pero con considerables diferencias, comenzando por el hecho de que sólo se transmite entre gatos, sin afectar al ser humano.
De acuerdo con el veterinario Ernesto Ávila, integrante del Comité de Comunicación de Amascota-CONAFAB, el virus se transmite principalmente por sangre o por saliva, razón por la que este virus suele esparcirse en peleas entre gatos o bien al momento de la cruza, en la que el gato macho sostiene a la hembra por la nuca. Por ello, una de las medidas principales de prevención es la esterilización “el gato comienza a dejar de marcar con orina, deja de estar buscando a las hembras y es menos territorial, por lo tanto va a tener menos problemas con otros gatos macho (por el territorio, los recursos, otras hembras) tienen menos probabilidades de contagio”.
Sin embargo, también se puede contagiar durante el embarazo y la lactancia “hay estudios en donde se analizan las camadas de las gatas positivas a sida felino y no todos están contagiados, se calcula que más o menos el 70%”. La prevalencia del virus también dependerá de situaciones como el estilo de vida del gato, el estrés al que es sometido, entre otras circunstancias “si el gatito es negativo, vive dentro de departamentos, no tiene contacto con otros gatos, no se va a infectar, pero si el gato es de vida libre, sale, tiene contacto con los gatos de los vecinos, se echa sus peleas y demás, sus posibilidades son altas”
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Uno de las principales dificultades para detectar esta enfermedad tiene que ver con que esta enfermedad se desarrolla en diferentes fases y “los signos clínicos van a ser diferentes dependiendo de la fase en la que se encuentra”. La primera fase puede presentarse de dos a cuatro semanas después de que el virus es inoculado y se traslada a los ganglios linfáticos más próximos. Durante esta etapa el gato puede estar apático, con falta de apetito, los ganglios inflamados o presentar diarrea.
En la siguiente fase, durante la viremia inicial, el virus puede afectar órganos linfáticos como la médula ósea, intestino, pulmón, riñón incluso el sistema nervioso “puede ser varios meses o años después de haberse infectado, tienen fiebre, ganglios, falta de apetito y cambios en el comportamiento”. Posteriormente, hay algunos gatos que se muestran asintomáticos y que incluso pueden fallecer por otras afecciones, pero continúan siendo posibles transmisores del virus hacia otros gatos.
La etapa final es la que propiamente se conoce como inmunodeficiencia, “puede haber fiebre, inflamación de las encías, falta de apetito, infecciones secundarias, daños renales, conjuntivitis, rinitis, infecciones en los oídos, diarrea, accesos en la piel”.
Adicionalmente, los gatos con VIF son más propensos a desarrollar tumores, cáncer y ser atacado por parásitos, garrapatas y pulgas. Por ello, es importante realizar una prueba cada vez que haya sospecha de VIF, por ejemplo, en el caso de gatos rescatados de situación de calle cuya situación se desconoce; en México se aplican las pruebas PCR y Elisa.
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Existe una vacuna para prevenir el VIF, lamentablemente sólo se encuentra en algunas regiones de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Además, existen por los menos cinco subtipos de virus (A, B, C, D y E) de los cuáles la vacuna sólo actúa en los subtipos A y D. En México no existen estudios que comprueben el subtipo más común en las poblaciones de gatos del país.
Aunque no existe una cura, sí existen tratamientos (principalmente con antivirales) que le permitan al felino positivo tener una larga vida “si el gato vive solo y es positivo, si le ayudamos con una buena inmunidad, una buena alimentación, utilizamos factores de transferencia, probióticos y prebioticos, usamos música, feromonas, vamos hacer que ese gato esté tranquilo y puede morir años después con una muy buena calidad de vida”.
Una detección oportuna permitirá tomar las medidas necesarias antes de que la enfermedad comprometa la calidad de vida del gato.
LAT