AMLO vs. XO: la batalla narrativa

Ciudad de México /

Muchos analistas se preguntan si el fenómeno Xóchitl Gálvez (XO) seguirá creciendo o se desinflará, como implora el oficialismo. Yo creo que dependerá de la disputa discursiva: si sigue ganándola, y si permea hacia abajo, crecerá mucho más.

XO se convirtió en la pesadilla del presidente López Obrador porque le arrebató su narrativa. Como apunté en este espacio, en 2018 se impuso en México la mitocracia, un régimen cuyo poder emana de un relato fantástico que emociona y convence a la mayoría de la gente. AMLO es el héroe que nos sacó de la corrupta iniquidad que nos desgarraba y solo quien él designe puede continuar esa gesta histórica e impedir que los malos vuelvan a hundirnos. La fábula, que era relativamente fácil de refrendar de cara al 2024 con otros precandidatos de la alianza opositora, dejó de serlo con XO, quien se parece más a los buenos de la epopeya que los herederos del forjador del reino de la bondad. Ella puede protagonizar la mitología de la 4T y dotarla de un desenlace inesperado, una suerte de plot twist que en vez de romantizar la pobreza proyecte su superación.

El contraataque del oficialismo fue un error: negarle a XO sus raíces indígenas o su infancia de pobreza la catapultó. Pero AMLO pronto dejó de cuestionar su pasado para estigmatizar su presente y la señaló como una ladina que se alió con la oligarquía y se hizo rica vía tráfico de influencias. Algunos ataques ayudan y otros perjudican, diría Perogrullo; el primero la impulsó y el segundo puede detenerla si él persiste en actuar con la bajeza de que fue víctima en 2006 y ella no persuade a la opinión pública de que el señalamiento es falso y de que se trata de una guerra sucia. Ahora bien, si AMLO avala una acción penal para frustrar su candidatura la victimizará y se ganará el baldón de traidor a la democracia —el mismo que le endilgó a Fox, a quien cada día se asemeja más— y su ofensiva se revertirá. No sé si su miedo lo obnubile a ese grado. Lo que sé es que el Frente Amplio ya no puede ni necesita crear una nueva narrativa: solo tiene que darle un viraje convincente a la que capturó las fibras sensibles de la mayoría de los mexicanos.

XO tiene que procurar más simpatías entre quienes viven en las condiciones en que ella creció. Hasta hoy le ha hablado a la clase media, a la que tiene en la bolsa; es importante que también les hable a ellos. Si bien cuenta con el potencial para obtener su apoyo, el discurso ha de ser diferente. Las críticas a AMLO, por ejemplo, no han de ser indiscriminadas. Sin renunciar a su espontaneidad y a su sentido del humor, puede dirigirse a quienes se sienten atendidos y explicarles que ella los atenderá mejor o, para decirlo con la metáfora que suelo emplear, reiterarles que mantendrá la anestesia de la 4T pero que a diferencia de AMLO —quien no los ha curado— extirpará los tumores de corrupción y desigualdad. Él es anestesiólogo, ella cirujana oncóloga.

Viene lo más duro. Si triunfa la sensatez y XO es la candidata opositora, AMLO seguirá abusando del aparato del Estado para golpearla y ella requerirá de resiliencia y acompañamiento. La oposición, por su lado, no debe pasar del derrotismo al triunfalismo. Con la entrada de XO a la contienda se ganó la primera batalla narrativa, pero la guerra apenas comienza.

  • Agustín Basave
  • Mexicano regio. Escritor, politólogo. Profesor de la @UDEM. Fanático del futbol (@Rayados) y del box (émulos de JC Chávez). / Escribe todos los lunes su columna El cajón del filoneísmo.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.