Triste sorpresa en el Caribe

  • Valija diplomática
  • Ainhoa Moll

Monterrey /

Una de las ventajas de México es la cercanía del Caribe. Las menos de dos horas de vuelo desde cualquier ciudad de la República resultan impagables para cualquier español afincado en este país, especialmente durante los meses de invierno.

Pero desde 2014 un invitado sorpresa está demasiado presente, el sargazo. Como otras partes del Caribe la costa de Quintana Roo no se salva de este mal y resulta descorazonador ver cómo las autoridades dejan que el rico ecosistema caribeño se deteriore sin aplicar medidas adecuadas. Y es que el sargazo destruye la biodiversidad al impedir la llegada del sol al fondo marino y absorber la sal del agua. Faltan medios materiales, falta coordinación y falta determinación política para resolver esta crisis.

No hay unanimidad sobre las razones exactas que explicarían la llegada del sargazo a las costas caribeñas. Todo apunta a una conjunción de factores relacionados con el calentamiento de las aguas (cambio climático), sobrealimentación del mar (fertilizantes de la agricultura que los ríos arrastran al océano) y ausencia de fuertes huracanes (cambio climático). Estos tres factores están en el origen de la generación de una nueva zona de acumulación de algas al norte de la línea del ecuador, entre Brasil y África, que las corrientes marítimas se encargan de desplazar hacia el Caribe. No son las únicas causas pero sí las principales.

Estamos ante un nuevo ejemplo de cómo la acción del hombre acelera el deterioro de nuestro planeta. Pero en el caso del sargazo además de la tragedia medioambiental supone un desastre económico para la zona de Quintana Roo. Pero no parecen las autoridades excesivamente alarmadas por la situación y las acciones son todavía demasiado modestas. De hecho hasta hace bien poco eran los hoteleros quienes de manera individual debían enfrentar la tragedia. El verano está a la vuelta de la esquina y desgraciadamente este año se espera batir récords en la llegada de sargazo.

Pero no se trata únicamente de salvar la campaña de verano sino de salvar el Caribe. Es por ello necesario capturar el alga en alta mar para procesarla en tierra y desarrollar a escala industrial lo que ya se ha probado en laboratorio. Una de las opciones más interesantes es la de generación de energía gracias al alto contenido en metano del alga. Otra opción es la transformación en suplemento para fertilizantes. También se están explorando los usos en la industria farmacéutica e incluso ciertas comunidades locales utilizan el sargazo para hacer adobe con el que construir casas. Pero para que la iniciativa privada se desarrolle el ámbito público también tiene que poner de su parte y clarificar aspectos tan elementales como la propiedad del sargazo.

¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que seamos conscientes de que el problema no se lo va a llevar el mar? Como en todo lo que se refiere a la protección del medio ambiente ya llevamos demasiado tiempo perdido.

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