Diciembre suele ser un mes desafiante para la seguridad pública en todas partes. Es una temporada en la que convergen aguinaldos, movilidad masiva, horarios extendidos, congestión vial, reuniones sociales y—lo más delicado—las vulnerabilidades emocionales y económicas que diciembre suele acentuar. Y mientras la mayor parte de la gente espera cerrar el año en paz, los grupos delictivos aprovechan la misma dinámica para operar. El gobierno de Hidalgo ha anticipado un plan decembrino que, más que un operativo temporal, es un ejercicio de lectura profunda del territorio. Una estrategia que responde a un diagnóstico claro: diciembre es el mes donde coinciden los delitos patrimoniales, los fraudes bancarios, el incremento del consumo de alcohol, los accidentes viales y una de las expresiones más dolorosas de nuestra vida social: la violencia familiar.
Uno de los cambios más visibles es el reforzamiento de patrullajes en zonas comerciales, bancarias y corredores carreteros. No se trata sólo de estar ahí: se trata de que la ciudadanía perciba esta seguridad, que hay alguien mirando, que hay respaldo cuando se circula con dinero en efectivo o se transita por los puntos más concurridos. El acompañamiento policial para cuentahabientes —poco conocido, pero altamente efectivo— deja ver una intención clara: reducir oportunidades para el delito desde la raíz. Al mismo tiempo, el Gobierno de Julio Menchaca reconoce que hoy el delito también opera en lo digital y apuesta por la prevención cibernética: alertas de fraude, monitoreo tecnológico y campañas de concientización para proteger a la ciudadanía.
Pero quizá el punto más delicado está en la atención a la violencia familiar y de género. Reconocer que diciembre exacerba tensiones, consumo de alcohol y dinámicas de riesgo no es sencillo. Aquí, el fortalecimiento de líneas de denuncia, la coordinación con el DIF y la activación de unidades de respuesta inmediata es un mensaje claro: la seguridad también tiene que entrar a las casas.
A eso se suma el enfoque vial, indispensable para una temporada marcada por accidentes de retorno, fiestas y viajes nocturnos. Los puntos aleatorios de alcoholímetro, junto con el trabajo conjunto con la Guardia Nacional en carreteras, revelan una estrategia que entiende que cada decisión preventiva puede ser la diferencia entre un percance y una tragedia. La verdadera fortaleza del operativo es la coordinación: todas las autoridades trabajan bajo un mismo eje, lo que agiliza la respuesta y elimina duplicidades. Hidalgo cierra el año con una estrategia seria, basada en datos, presencia y trabajo conjunto.