David Pérez Olmedo

  • La melipona poblana
  • Alberto Aguilar

Ciudad de México /

A Francisco Rocafuerte


Al regresar de Aguascalientes, donde dirigió varios conciertos y dictó conferencias y cursos, el músico poblano y director del Centro de Capacitación Música de Bandas, Cecamba, dependiente de la Secretaría de Cultura que preside Sergio Vergara Berdejo, nos concedió una amable entrevista para los lectores de MILENIO Puebla: 

“Muchas gracias por la oportunidad de tener esta charla. Me siento muy contento de compartir con ustedes, parte de mi formación y trayectoria como músico. Quiero decirles que me cuesta trabajo hablar de mí, más allá de falsas modestias, porque no confío en mi memoria y seguro quedaré mal con muchas personas y hechos importantes que me han ayudado a crecer. Después de dicha excusa les comentaría -en primera instancia-, que me considero resultado de mi familia, maestros, amigos, colegas, amores, noches largas y una pizca de eso que llaman libertad individual sazonada con muchos kilos de suerte”. 

“Nací el 20 de mayo de 1987 en la ciudad de Puebla, en el seno de una familia maravillosa, donde el amor, el respeto, la congruencia, el aprendizaje y el trabajo en equipo se viven cada día. Mis padres tienen una academia de música donde pudimos- mis hermanos y yo-tener un ambiente musical que nos permitió experimentar, diversos instrumentos y aprender diferentes formas de entender e interpretar la música. Aprendí a tocar primero el órgano electone, un instrumento de la marca Yamaha que simula muchos sonidos, de manera electrónica. Después guitarra clásica, eléctrica, batería, piano y flauta transversal. Toqué como solista en agrupaciones diversas, desde bandas de rock hasta bandas y orquestas sinfónicas. 

“A los 12 años ingresé al Cecamba como flautista y posteriormente al piano. Tuve la oportunidad de crecer en un ambiente comunitario donde lo importante más allá de hacer música, es conocer realidades distintas con las que uno cuenta, de acuerdo con las condiciones donde le tocó nacer. Aquí aprendí, entre otras miles de cosas, a trabajar en equipo; a escuchar al otro; a enfrentar y superar retos; a la importancia de ampliar los horizontes, a no limitar las posibilidades de crecimiento propias y de los demás. También aprendí a conocer, apreciar y conmoverme con la música mexicana tradicional y popular, así como con la música llamada clásica o académica, de diversas partes del mundo.

“Posteriormente, cuando estaba por terminar el bachillerato, tenía la incertidumbre entre estudiar Física ó Música. Sin embargo, el mundo sonoro me sedujo más y entré a la licenciatura en composición musical en la BUAP, donde tuve maestros maravillosos como Gonzalo Macías, Emilio Casco, George Hartmann, María Luisa Cortinas y Manuel Espinas, entre otros. A la par, entré también a tomar algunas materias como oyente en la Universidad Veracruzana. Ahí tuve la oportunidad de estudiar con el maestro Fernando Ávila Navarro, quien fue uno de los ‘discípulos’ del legendario director y fenomenólogo musical Sergiu Celibidache. Aquí, comienzo una exploración del mundo sonoro desde una posición alterna: la del director de orquesta que fuera del producir sonido con algún instrumento musical, requiere de músicos para hacer sonar algo propio o de algún compositor connotado. 

“Solamente quisiera señalar que un director no necesita tocar todos los instrumentos de una orquesta, sino que se requiere una serie de herramientas diversas para enfrentarse a una obra y a un conjunto de músicos, tales como: un entrenamiento auditivo intenso, historia, análisis y teorías musicales; desarrollo de la imaginación y la sensibilidad auditiva, así como el uso de los gestos para tener una comunicación en su mayoría, no verbal, con los instrumentistas y músicos. 

“Después gané una beca para estudiar en un programa piloto de jóvenes directores de la Orquesta Escuela ‘Carlos Chávez’ de Conaculta. En ese espacio tuve una formación con maestros como Jorge Córdoba Valencia, Jorge Torres Sáenz, Arturo Márquez y muchos de los directores que llegaban como invitados a la orquesta. Comencé a viajar a Estados Unidos a tomar cursos y asistir a campamentos de dirección en Maine y Chicago. Hice mi debut profesional a los 21 años con la Orquesta Sinfónica de Puebla. He sido director huésped en España, Estados Unidos y Cuba. “En México he dirigido orquestas como la Orquesta Filarmónica de la UNAM, a la Sinfónica de Xalapa y en Aguascalientes y Morelia, entre otras. He sido Director Artístico de la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina Armada de México, de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Música del Estado de Puebla y Director del Centro de Capacitación de Música de Bandas Cecamba. 

“El periodo como director titular de la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina Armada de México la viví de manera muy intensa, ya que la banda creció no sólo en número de integrantes, sino en su propuesta artística que se tradujo en renovar el repertorio. Ello nos permitió explorar muchas composiciones nuevas, así como transcripciones y adaptaciones. Viajamos por muchos estados y dimos conciertos tanto en atrios de iglesia, explanadas, zócalos, hasta en salas de conciertos, teatros y lugares que se consideran emblemáticos como el mismo Palacio de Bellas Artes. 

“El mundo de las bandas de viento siempre me ha cautivado, al ser agrupaciones ‘todo terreno’, en el sentido que pueden adaptarse a tocar prácticamente en cualquier lugar: en espacios al aire libre, kioskos, templos, auditorios. Pueden ejecutar sus instrumentos sentados, de pie, en procesión o marcha; además, en muchas partes de Puebla y de nuestro país las encontramos como parte de la vida de las comunidades, al participar en sus festividades, en velorios, en ritos fúnebres ó en cualquier evento que se considere relevante. 

“Actualmente, continúo como Director Artístico de Cecamba, donde a través de un equipo de trabajo maravilloso de maestros, administrativos y gestores, llevamos educación musical gratuita y sin fines de lucro, y de música de vientos a mas de 400 niños y jóvenes a regiones de alta marginación en nuestra entidad poblana y a comunidades como Santa Clara Huitziltepec, Santa Ana Acozautla, Ciudad Serdán, Atzitizintla, Cuetzalan y la ciudad de Puebla. Por último, puedo compartirles que la academia me ha llamado a conocer más, estructuras y y conceptos básicos, por lo que me animé a estudiar la maestría en Estética y Arte en la BUAP”.


Víctor Bacre

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