Con el prólogo y cuidado de Alberto Enríquez Perea, la Dirección de Fomento Editorial de la UAP, editó parte de las memorias de Gilberto Bosques Saldívar titulado “Chiautla y Puebla en mi Vida”. A partir de utilizar material que “provienen del archivo particular de Gilberto Bosques, que se encuentra en manos de su hija Laura Bosques Manjarrez. Con su autorización, se publican estos documentos”, como reza con agradecimiento y anotación del propio Enríquez Perea.
Mi interés de hacer periodismo de investigación y la gran motivación personal de ir a conocer la Madre Tierra de uno de los poblanos más valiosos, destacados y con prestigio, reconocimiento y fama, internacionales (no así en su ciudad, estado y país), de nuestra época contemporánea como lo es para mi consideración, la vida, ejemplo y trascendencia del chiauteco Gilberto Bosques Saldívar. En los ámbitos y ejercicios de la educación, cultura, política, historia, desarrollo regional, electoral y diplomacia con acciones de cobertura local, estatal, nacional e internacional.
Por ello, y por invitación de un bohemio, Edmundo, también chiauteco, me fui un par de días a conocer Chiautla de Tapia. A realizar varias entrevistas. A observar, anotar e ir a lugares claves como mercados y a la Iglesia, así como el café-espacio cultural y tienda naturista de Abel, ingeniero jubilado de Pemex quien presidía la Asociación de chiautecos. Ente cultural y político (por situaciones urgentes Abel tuvo que ausentarse pero me atendieron sus familiares, con amabilidad y prestancia), que poseía mucho material, documentos y libros sobre nuestro personaje a conocer más. Igual situación con la familia de Pedro, gran amigo también ausente. Y lo mismo sucedió con Federico y de la misma manera fui recibido por sus familiares.
Nos fuimos muy temprano, otro bohemio: Pepe y yo, a esperar a los demás amigos de “La Bohemia de Jonás” que llegarían a la Velada-Cena y al otro día a la barbacoa-comida ya tardeada en un rancho cercano. Y así fue, el anfitrión, Edmundo, se portó increíble y generoso. Más, ya en ese otro día, pude entrevistar al Edil Municipal. Al director del Museo dedicado a Gilberto Bosques que se encontraba sin acceso al público por haber sido dañado por un sismo que golpeó a Chiautla de Tapia y su región.
Me permitieron visitarlo con cuidado y guiado por el propio funcionario pude conocer y registrar los textos y fotos, colocados con una excelente técnica museográfica. Antes, pude asistir a la misa tempranera dominical y participativa con una gran celebración liderada por un sacerdote que, a decir de varios fieles que pregunté, goza de gran presencia y seguimiento, no sólo en el municipio chiauteco sino en otras localidades de una muy vasta región, ganados a pulso. También conversé con él y fue muy fructífera la plática. Este viaje a Chiautla de Tapia cumplió -a mi interior y mi exterior-, el cometido pensado y propuesto. Por sus vivencias, contexto, historia y sobre todo por el contacto, relaciones y la comunicación con las y los Chiautecos por su trato amable, cordial y muy humano.
El embajador Gilberto Bosques Saldívar nació en Chiautla de Tapia el 20 de julio de 1892. Y Falleció el 4 de julio de 1995. Vivió 103 años. Fue diplomático, profesor, periodista, poeta, educador, historiador, escritor y político. Sus padres: Cornelio Bosques y María De la Paz Zaldívar. Su esposa María Luisa Manjarrez. En 1924, es electo diputado al Congreso de la Unión. En 1934, es nombrado presidente del Congreso de la Unión y responde el primer Informe del presidente Lázaro Cárdenas del Río. En 1944, regresa de Europa a México y se le otorga el nombramiento de Ministro Extraordinario y Plenipotenciario en Portugal 194449. En Suecia y Finlandia 1949-1953. Y el de embajador en Cuba 1949-54.
En el ahora, otro Chiauteco: Federico López Huerta, historiador, abogado, pintor, escritor y exdiputado por el Distrito de Chiautla de Tapia, nos comparte: “El Embajador Gilberto Bosques -cuya biografía aún está por escribirse-, fue un chiauteco y poblano excelso, que fue candidato a gobernador de puebla ante el maximato. Fue diplomático, periodista, poeta y escritor. Reconocido mundialmente por la protección y salvación que, como diplomático, otorgó a millares de perseguidos por los regímenes nazis, fascistas y franquistas, principalmente judíos, españoles y libaneses, entre otros miles.
Personalmente rescata a Max Aub, a Maria Zambrano (cuyo nombre lleva una estación en Málaga). Fue embajador y cónsul en varios países y confinado durante más de un año en su sede diplomática por el nazismo. Fue también embajador en Cuba durante la crisis del Caribe, donde ganó la admiración plena del Che Guevara y de Fidel Castro. Igual que Octavio Paz le renuncia al poblano Díaz Ordaz por los sucesos del 68.
Sus orígenes Zapatista y su militancia cardenista, le ligan a sus raíces poblanas y chiautecas lo que le valió a esta región la condena del Maximato avilacamachista: “para Chiautla ni agua”. Plazas, avenidas y calles llevan en Europa y Cuba su nombre, en tanto en Puebla capital, ni una solo piedra le conmemora. Sin embargo, “es un poblano que paso a la historia universal, mientras otros se continúan incinerando en los crematorios de la memoria colectiva”, concluye Federico López Huerta.