Habían pasado 40 minutos después de que el suelo poblano se moviera de forma violenta aquel 19 de septiembre de 2017. Me había trasladado de la televisora de La Paz a la calle 10 poniente y lo que encontré no fue una escena de emergencia, sino una postal apocalíptica.
Gente vestida de blanco corriendo de un lado a otro. Pacientes de urgencias y cirugía tendidos en el paradero de RUTA. Vi cómo desalojaban, uno por uno, a quienes estaban dentro del que fue el Hospital Regional del IMSS más importante del centro-sur del país.
La solidaridad apareció donde menos se esperaba. Las casas de los vecinos se volvieron consultorios improvisados, prestaban sus sanitarios para los elementos de emergencia, compartieron agua y comida; además de las manos que ayudaban sin pedir credenciales ni historiales clínicos.
Nadie se imaginaba que nunca más, el personal médico y administrativo, además de los pacientes, iban a poder regresar al inmueble.
Tras un dictamen técnico, se decidió que al Hospital de San Alejandro tenían que demolerlo.
Recuerdo también que días después, ante esta noticia, cubrí a un grupo de trabajadores, activos y jubilados, la mayoría enfermeras, reunidos en el camellón para despedir al nosocomio que los acogió por décadas. Ese hospital por donde desfilaron pacientes, residentes, directivos y sobre todo, miles de recién nacidos. La cuna médica de Puebla quedaba desahuciada.
La Margarita tuvo que absorber una sobredemanda impensable, que se prolongó por ocho años. Y como siempre en este país, la tragedia se volvió burocracia y la urgencia, trámite. Pasó mucho tiempo para que la construcción del nuevo hospital finalmente se concretara.
Desfilaron tres presidentes de la república: Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum; y seis gobernadores: Tony Gali, Martha Erika Alonso, Guillermo Pacheco, Miguel Barbosa, Sergio Céspedes y Alejandro Armenta.
Finalmente, después de tanto tiempo y con una necesidad urgente, aunque con un número de camas inferior al original, el hospital reabrió sus puertas y decidieron cambiarle nombre como cuando se decide cambiar de género.
La reinauguración del San Alejandro incluye un nuevo nombre, el de la heroína poblana Carmen Serdán Alatriste.