Lionel Messi, por sí mismo, no sería el mejor futbolista de todos los tiempos si no fuera por los equipos que le acompañaron para materializar su sueño.
Es considerado uno de los futbolistas más talentosos del mundo, con una carrera caracterizada por su habilidad excepcional, visión de juego incomparable y una capacidad única para marcar goles, pero fue el complemento de una estructura bien armada.
Lo mismo podemos decir de otros grandes como Pelé o el mismísimo Maradona o bien, Michael Jordan o LeBron James en el básquetbol; Tom Brady o Joe Montana en el americano; Babe Ruth o Fernando Valenzuela en el beisbol.
Lo mismo pasa en la política.
No me imagino a Churchill en Gran Bretaña, Mandela en Sudáfrica, Gandhi en la India, Merkel en Alemania, Obama en Estados Unidos o López Obrador en México, sin dejarse rodear de un equipo que sumando sus fortalezas y aptitudes les garantizaron el triunfo electoral.
No estoy diciendo que sean los mejores mandatarios; me estoy refiriendo a los resultados electorales, así les haya costado 18 años el conseguirlo.
En eso radica el éxito de los contendientes a la gubernatura de Puebla, a la capital del estado y a municipios clave.
Si se rodean de puros compadres y amigos nunca les hablarán con la verdad, sino con lo que quieran oír, aplicando aquella máxima del anecdotario donde el jefe les pregunta:
-“¿Qué horas son?” y los asesores responden:
-“Las que usted diga señor candidato”.
Es ahí donde está aparcado el contendiente por la gubernatura de Mejor Rumbo para Puebla, Eduardo Rivera, quien difícilmente hará ajustes a un equipo que no le informa ni evalúa lo que no se está haciendo bien, y se cierra a una burbuja que le dice lo que quiere escuchar y no lo que debe decirle.
En contraparte, su principal contrincante, Alejandro Armenta de Sigamos Haciendo Historia tomó desde hace tiempo la decisión de rodearse de los más aptos y eficaces, sin importar su origen, sin que signifique que los extremos sean sanos.
Sin embargo, para el morenista los resultados de conformar un equipo plural e incluyente están a la vista de las mediciones, que lo colocan como el favorito y si uno y otro mantienen la actual estrategia, los números no se moverán.
Y es que deben dejarse acompañar por los mejores perfiles, valorando conceptos como la lealtad y la honorabilidad.