El destino de los gobernadores no radica exclusivamente en su desempeño durante el periodo que administraron (en Puebla los hemos tenido por un sexenio y hasta por un día), sino más bien, en los resultados de las votaciones donde se eligió a su sucesor.
Melquiades Morales cumplió los acuerdos para que Manuel Bartlett tuviera una salida digna y Mario Marín no tocó a Morales Flores porque sus niveles de aceptación eran muy altos.
Caso contrario, Rafael Moreno Valle persiguió a perfiles del primer círculo de Mario Marín, pero no directamente al Gober Precioso a pesar de la derrota de su delfín: Javier López Zavala.
El aparato morenovallista colocó a Tony Gali en una mini gubernatura de un año y siete meses, tiempo suficiente para cubrirle las espaldas.
El triunfo de Martha Erika Alonso habría permitido darle “tiempo-aire” al movimiento encabezado por Moreno Valle quien seguía alimentando su poder e influencia, de no ser por aquel trágico 24 de diciembre del 2018.
Después vino Guillermo Pacheco Pulido para dirigir un gobierno interino y garantizar una transición tersa en beneficio de Miguel Barbosa.
Bartlett y Morales tuvieron una salida digna y un futuro promisorio porque ganaron la elección sucesoria; Marín hoy está en la cárcel, mientras que Gali y Pacheco Pulido acudieron a los sepelios de sus sucesores.
Bartlett, Marín y Moreno Valle soñaron en algún momento con ser candidatos a la presidencia de la República; solo uno de ellos estuvo cerca.
Otros, por su estado de salud -como pasó con Barbosa- o por edad -como es el caso de Pacheco Pulido-, sabían que no había mañana.
El primero dividió al estado, mientras que el segundo logró estabilidad y dejó buenas cuentas.
El caso de Sergio Salomón Céspedes Peregrina es un caso sui generis al tratarse de un mandatario con la energía, salud, edad, aceptación y reputación necesarias que garantizan su futuro político.
Su relación con el actual presidente, con la candidata presidencial de su partido y la dirigencia del mismo, lo coloca en una posición inmejorable para ocupar un lugar en el gabinete federal, ya sea en una dirección importante o una buena subsecretaría… dependiendo de los resultados que ofrezca después del 2 de junio.
Y es que el efecto Céspedes es muy distinto a lo que representaría el efecto Barbosa, si hoy viviera.