No es algo común que una entidad como Puebla estrene una nueva sede del Poder Legislativo. Para algunos puede sonar como un dato anecdótico, pero no lo es. En términos prácticos, estamos hablando del lugar donde se toman las decisiones más trascendentales para los ciudadanos.
No es un tema menor.
Es, o al menos debería ser, el epicentro de los movimientos políticos, económicos y sociales que marcan el rumbo de la entidad. Puede empujar a la población por terrenos sinuosos o, con suerte, hacerla transitar por una autopista de desarrollo.
Todo depende de cómo lo utilicen.
Pero ojo: los edificios no hacen a las instituciones. Esa lección debería estar tatuada en la memoria colectiva de los políticos locales.
De nada sirve un inmueble moderno, digno, con tecnología de punta y que ya se promociona como uno de los mejores del país, si al mismo tiempo se mantienen los vicios rancios de la política legislativa.
Si no se cambia la cultura de los levantadedos que obedece a consignas y calla ante el poder. Si las y los diputados siguen comportándose como una oficialía de partes del Ejecutivo.
Si las bancadas siguen aprobando leyes sin cambiarles ni una coma.
Si los legisladores se ausentan de las sesiones de comisiones y del pleno.
Si se van a mitad de una votación crucial o simplemente actúan con desdén.
Si todo esto sigue ocurriendo, eclipsará todo lo bueno que pueda simbolizar esta sede y el “Yo tengo patria antes que partido”, quedará en letra muerta.
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El nuevo Congreso del estado se levanta en la cara norponiente de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, un sitio que los poblanos llevamos en la sangre, pues ahí el suelo se tiñó con la gesta heroica de 1862.
Se trató de un (buen) capricho de Sergio Céspedes quien busca pasar a la historia como el gobernador que renovó la sede del Congreso del estado.
Que el nuevo complejo comience a operar hasta enero es otro cantar. De momento, quedémonos con que hubo iniciativa, que ya es mucho decir en estos tiempos.
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Como balde de agua fría le ha caído a los ayuntamientos el anuncio que se hizo desde la federación de que le serán recortados sus participaciones para cumplir con compromisos de cierre de año. Muchos ya vieron que eso de ser alcalde ha dejado de ser negocio.