Podrá sonar lejano, pero el impacto será directo. Lo que ocurra este martes en las urnas estadounidenses no solo define su futuro, sino también el de Puebla y México. A simple vista, parece un evento ajeno, pero basta con mirar los dos pilares que conectan a Puebla con la economía y las políticas del vecino del norte: la industria automotriz y las remesas de nuestros migrantes.
La primera es el motor económico del estado. Audi y Volkswagen no son cualquier cosa para Puebla; representan una buena tajada de su Producto Interno Bruto y dan trabajo a miles de familias. De ellas, salen autos y autopartes que cruzan la frontera a Estados Unidos. Con un presidente como Donald Trump, Puebla podría enfrentarse nuevamente a una amenaza arancelaria y a un proteccionismo que, ya lo vimos antes, golpea sin miramientos.
Ahora que si gana Kamala Harris, podríamos tener un poco más de aire. Aunque no es garantía, al menos su administración parece tener una visión menos adversa hacia la relación comercial con México.
Luego, están las remesas. Puebla recibe miles de millones de dólares de sus hijos en Estados Unidos. Un flujo económico que, en 2023, se disparó un 13.3 %, alcanzando más de 3 mil millones de dólares. Si el nuevo inquilino de la Casa Blanca decide endurecer su postura contra los migrantes mexicanos, podemos esperar efectos inmediatos: mayor hostilidad, deportaciones y, sin duda, un golpe en el envío de remesas, que sostienen a comunidades enteras en nuestro estado.
Y no solo se trata del presidente que venga, sino de las políticas que quiera implementar. En la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum observa de cerca, con la vista puesta en cómo manejará esta relación. Ella necesitará maniobrar con habilidad, sobre todo en temas migratorios, y no lo hará sola: el aún gobernador de Puebla, Sergio Céspedes, ya tiene tarea asignada. En diciembre, Céspedes tomará las riendas del Instituto Nacional de Migración, apenas unos días antes de que la nueva administración estadounidense tome posesión. Será su responsabilidad controlar el flujo de migrantes que cruzan México, una labor que estará bajo lupa tanto en Washington como aquí en México.
Este martes no solo es un día electoral en Estados Unidos; es un ensayo del futuro que nos espera y de cómo podremos enfrentar los retos que vienen.