Restaurar el patrimonio y la confianza

Puebla /

Cuando el gobernador Alejandro Armenta anunció que el Museo Internacional del Barroco albergaría a la nueva Universidad de las Bellas Artes de Puebla, más de uno levantó la ceja. Y es que sonó a la vieja receta de reciclar una obra costosa, subutilizada y políticamente incómoda con una ocurrencia de último momento.

No sería extraño, pues la clase política nos ha entrenado durante años a desconfiar; a escuchar anuncios que se diluyen con el tiempo. A ver proyectos culturales sostenidos más por discursos que por planes serios.

Pero esta vez el guion parece distinto.

Conforme han pasado las semanas, se ha ido aclarando que no se trata de desmontar el museo ni de improvisar aulas entre exposiciones. El museo seguirá siendo museo. Y no solo eso, se dice que para 2026 y 2027 se busca relanzar una agenda ambiciosa de exposiciones, como las que tuvo en sus primeros años, cuando el recinto sí justificaba su nombre y su costo.

La carta fuerte es la Licenciatura en Restauración. No es casualidad ya que Puebla concentra más de dos mil 400 iglesias, muchas de ellas con un valor histórico y artístico incalculable. Conservarlas es un asunto de identidad.

Por eso, el diseño académico no se está haciendo en solitario. Hay coordinación directa con la Arquidiócesis de Puebla, que no solo administra buena parte de ese patrimonio, sino que entiende su complejidad. En las mesas de trabajo han participado el arzobispo Víctor Sánchez y el rector de la Catedral, Francisco Vázquez, figuras clave para aterrizar el plan de estudios en la realidad del patrimonio religioso. El “Padre Paco” ha sido un gran impulsor del arte sacro.

A esto se suma el posible involucramiento de perfiles especializados como Tere Cordero Arce, una voz autorizada en restauración, que entiende que conservar no es solo reparar muros, sino respetar contextos históricos, técnicas y significados.

En las demás áreas de las artes, también habrá mentes brillantes de talla nacional e internacional.

En síntesis, no es un proyecto improvisado. Hay diagnóstico, hay aliados, hay necesidad real y hay una visión que va más allá del sexenio.

En Puebla sobran los ejemplos de buenas ideas mal ejecutadas, pero por primera vez en mucho tiempo, un anuncio cultural no suena a ocurrencia, sino a política pública pensada.

La UBAP puede convertirse, en el mediano plazo, en un referente nacional.


  • Alberto Rueda
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