Los problemas de la ciudad de Puebla, como lo hemos visto en las ultimas semanas, no son pocos y tampoco se van a resolver de la noche a la mañana, como por arte de magia.
Ya vimos desfilar a muchos y muchas quienes se van a inscribir a los procesos internos de sus partidos para competir por la alcaldía capitalina, asegurando que tienen la formula para mejorar las cosas en la cuarta ciudad más importante del país. Nada más falso que eso.
Los opositores al actual gobierno de Eduardo Rivera Pérez, enfocarán su discurso en minimizar los logros y magnificar las deficiencias o acciones que no han logrado prosperar; lo que omitirán decir es que este déficit gubernamental se da en gran medida por la falta de recursos que provienen de la federación.
Los de los partidos afines al “lalismo” hablarán de la mala gestión de la morenista Claudia Rivera y contrastaran lo que se hizo entre el 2018 y 2021, contra lo que Rivera Pérez logró del 2021 al 2023.
También dependerá del perfil que asuma la candidatura para pelear por la segunda posición más deseada entre la clase política poblana, después de la gubernatura.
Lo cierto es que en el Frente Amplio por Puebla, ya se tiene contendiente por aclamación del PRI y PAN en la figura de Mario Riestra, quien es el más competitivo para poder retener la alcaldía de la capital, que además se ha confirmado como un bastión del panismo en el estado.
El trabajo de Eduardo Rivera y su virtual candidatura al gobierno estatal, le suma a Riestra Piña con una dupla que promete ser altamente competitiva.
Ante este panorama, en el bloque Morena, PT y PVEM, todo parece indicar que la incorporación de Pepe Chedraui no será en vano y se observa como hasta los que en un primer momento intentaron construir un TUCOP (Todos Unidos Contra Pepe), ahora han cedido y cambiado el discurso.
Esta semana he podido conversar con varios de ellos y esta claro que su intromisión a Morena debe ser vista como una reafirmación de que en el partido caben todos, y que no importa donde hayan militado antes, lo importante es robustecer las estructuras.
Por cierto, el expriista fue considerado por Xóchitl Gálvez en su penúltima visita a Puebla y hasta midieron sus niveles de conocimiento con buenos números. Lo que no sabia la hoy precandidata es que todo ya estaba decidido, desde la silla del primer morenista en la entidad y quien tiene el control real del gobierno del estado.