Los nuevos libros de texto gratuitos que llegarán a las aulas el 28 de agosto tienen errores. No se revisaron correctamente y así van a ser entregados.
Este martes empezará un nuevo show en Palacio Nacional, cortesía del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que en conferencia vespertina quienes hicieron los libros saldrán a defenderlos, uno por uno.
Hasta ahora nadie ha reconocido que los textos tienen errores y que ante ello los van a corregir, o de perdida que entregarán hojas con fe de erratas para que todos los maestros les indiquen a sus alumnos cuáles son los datos correctos.
El discurso oficial ante las críticas, muchas exageradas y otras sustentadas en el conocimiento, es simplemente negar la realidad:
—No hay problema alguno con los libros, van a aprender mucho de ellos.
—Que está mal la fecha en que nació Benito Juárez, no pasa nada.
—Que hay una infografía del sistema solar incorrecta, no hay de que preocuparse, el objetivo es aprender a hacer una infografía no conocer el sistema solar.
—Que son muy pocas páginas sobre matemáticas, no hacen falta más.
Los pretextos de la transformación de los libros de texto gratuitos son increíbles. ¿Les costaba mucho hacerlos bien? ¿Revisarlos, editarlos, pulirlos antes de imprimirlos y pensar en distribuirlos?
Les ganó la prisa. Muestra de ello es el decreto que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 19 de agosto de 2022, que estipula que para el “Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria” se aplicarían pruebas piloto en 2022 y 2023 y que los cambios en 2023 se implementarían únicamente en preescolar, primero de primaria y primero de secundaria, en acuerdo con los estados.
No hubo pruebas piloto ni evaluaciones. Y los planes de estudio de cada grado permanecen ocultos. La SEP ya reservó todos los archivos relacionados con la elaboración de los libros por ¡CINCO AÑOS!
En los estados donde gobierna la oposición, algunos gobernadores promueven frenar su distribución y otros entregarán su propio material educativo o guías para corregir los errores que les mandó la Federación. Los gobernadores de Morena expresan lo contrario, para ellos todo es feliz, feliz, feliz.
Ya se les está haciendo costumbre y parece el sello de la casa. Una buena idea mal implementada, así como entregar un aeropuerto sin vuelos, una refinería que no refina o destruir la selva para que pase un tren.
Y si los libros de texto tienen errores no se vale quejarse. Total, son gratis.