Fátima Bosch aguantó la grilla de las mises mexicanas. Encaró al director en Tailandia cuando le dijo tonta por no publicar lo que él quería. Y defendió su triunfo como Miss Universo ante el acoso cibernético. La cereza de la congruencia sería desvincularse de la organización del certamen y mandar al carajo a su presidente Raúl Rocha Cantú.
Hace unos días ella pidió "hacer virales las cosas buenas" y que se le pregunte sobre su trabajo como triunfadora, pero es importante deshacerse de las cosas malas que ensombrecen el certamen del que salió triunfadora.
Se ha aferrado a conservar el galardón sin darse cuenta que es lo único que la vincula con la red de quien hasta la fecha preside la organización: un criminal confeso. El mexicano Raúl Rocha Cantú admitió ante la Fiscalía General de la República la comisión de delitos gravísimos, que contribuyen a los males que más dañan nuestro país: el narcotráfico, la violencia armada y la corrupción.
Es evidente que Rocha Cantú es un hombre de transacciones. ¿Cómo se explican que quien le dio el cargo de cónsul honorario de Guatemala en México, el ex canciller guatemalteco Mario Búcaro, era hasta hace unos días directivo en Miss Universo?
La empresa perdió credibilidad y su presidente sigue acumulando señalamientos. ¿Por qué ahora saca de México su negocio, anunciando el cierre de operaciones de Miss Universo?
Fátima Bosch no necesita ningún título ni corona para ser la reina de belleza, una mujer empoderada y digna representante de lo bueno de México.
Lo ocurrido en Tailandia la posicionó como líder entre sus compañeras y su actitud combativa fue nota en todo el mundo. Semanas después resultó la ganadora del certamen.
Suponiendo que no existía vínculo previo entre su familia y el transa que dirige Miss Universo, es evidente que él sí vio en su padre un cheque en blanco para cobrar lo que dice que Pemex le debe y de paso ganar más contratos.
Qué diría el prepotente empresario si tras ponerla en el ojo del huracán ahora ella comparte la corona con las mujeres mexicanas. Su tía, Mónica Fernández, que dirige el Instituto para devolver al pueblo lo robado, podría organizar la rifa.