Los mensajes que la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, envió en diciembre al magistrado electoral Felipe Fuentes evidencian que conoce de asuntos delicados al interior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que involucran a los magistrados Felipe de la Mata y a la actual presidenta Mónica Soto.
En su intento por incidir en la rebelión desatada contra el entonces magistrado presidente Reyes Rodríguez Mondragón, Piña buscó a Fuentes para preguntarle sobre lo que ocurría en el tribunal. Acababan de dejarlo plantado en su informe anual ante la Corte, cuando tres de las cuatro sillas destinadas para los demás magistrados quedaron vacías. En su lugar, Fuentes, de la Mata y Soto se fueron a desayunar al restaurante Gastronome en San Ángel, donde fraguaron la salida de Reyes Rodríguez de la presidencia del tribunal.
Los mensajes de Piña a Fuentes comenzaron justo ese día y pasaron de las preguntas a las amenazas:
“No vinieron a la Corte. Creo que tenemos que platicar”, le escribió Piña a Fuentes el 4 de diciembre.
Dos días después fue más enfática y amenazante:
“Ojo: si tengo que salir a decir lo que pienso, lo haré. A estas alturas de mi vida lo único que me interesa es la tranquilidad de mi consciencia. ¡Y voy con todo!
“Tus compañeritos tienen mucha cola que les pisen. Si se enfrentan, van a salir muchas cosas. No conviene, por la institución.
“De los tres, en el único que confío es en ti. Tampoco defiendo a Reyes, pero van a abrir una verdadera cloaca”.
¿De qué verdadera cloaca hablaba la ministra? ¿Cuál cola que les pisen tienen Soto y De la Mata?
La ministra presidenta consideraba necesario intervenir para que Reyes Rodríguez siguiera al frente de la institución, ante acusaciones contra otros magistrados relacionadas con excesos administrativos y hasta de acoso.
Al final, la presión fue insuficiente. Reyes Rodríguez terminó renunciando a la presidencia del tribunal y la asumió Mónica Soto.
Para tratar de retomar el diálogo, Piña pensó en la cena de la discordia y Alejandro Moreno (Alito) resultaba un buen intermediario por la relación que tenía con los rebeldes, quienes al llegar al encuentro no entendieron para qué estaba ahí el líder priista.
La cena, que se quedaría en privado, terminó por hacerse pública y al enterarse la ministra reclamó y hasta bloqueó de WhatsApp al magistrado Fuentes.
Todo se terminó sabiendo, menos la cloaca que la ministra dice, podría destaparse en el tribunal.