La segunda era de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha comenzado. Sus amenazas deben atenderse desde ahora y no esperar hasta el 20 de enero cuando rinda protesta.
La Presidenta de México lo felicitó el 6 de noviembre por la tarde a través de su cuenta de X hasta que Kamala Harris aceptó la derrota. Si no hubiese sido así, México se abstendría de hacer comentarios hasta el ¡17 de DICIEMBRE!, según lo que convinieron en Palacio Nacional y cancillería.
La felicitación se extendió al día siguiente por la mañana, cuando Sheinbaum y Trump tuvieron una llamada, pero no fue de las primeras que él tomó. El día anterior sostuvo varias, incluida la del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien, a pesar de la tradición, no fue el primero en poder hablar. Ese día, Trump también habló con los primeros ministros de India, Italia, Gran Bretaña, Hungría y con el presidente ucraniano.
Dicen los expertos que en diplomacia “el orden no es aleatorio”. Y así como dejó a Canadá fuera del primer sitio, a México se lo dio hasta el día posterior.
Con Trudeau la charla fue amena, de amigos, a pesar de las diferencias expresadas por ambos.
Trudeau le mencionó la victoria de su padre, Pierre Trudeau, después de una derrota electoral. Supuestamente a Trump le encantó el comentario y calificó al personaje de “tipo fantástico”. Trump y Trudeau coincidieron en que en su lista de pendientes está el combate al fentanilo.
¿México ya habrá iniciado conversaciones con Canadá? Sería un gran aliado si se le toma en cuenta desde ahora. De lo contrario sería negociar con las dos potencias de Norteamérica y sus líderes haciéndose los grandes “amigos”.
La misoginia de Trump no es un invento. Y no se debe permitir que haga a un lado a la Presidenta mexicana. Sheinbaum podría instruir de inmediato el intercambio acelerado con Canadá a través de la actual viceprimera ministra, Chrystia Freeland, y la ministra de relaciones exteriores, Mélanie Joly.
La primera fue parte de la renegociación del T-MEC y es amiga de quien fuera su par estadunidense, Robert Lighthizer. La segunda acaba de designar al nuevo embajador de Canadá en México y resultaría eficaz para idear una agenda conjunta frente a la adversidad en términos migratorios, de seguridad y económicos que las presiones de Trump provocarán en la región.
No hay que esperar. Una vez que ya han entablado el diálogo con Trump, México y Canadá deben iniciar el propio para que quede claro que en diplomacia el orden no es aleatorio.